Expresión de Principios de la "Agrupación Espacio".
Publicado en el Diario "El Comercio" el día 15 de Mayo de 1947.
l hombre es un ser de su tiempo Nace y vive dentro de
los már- o márgenes determinados de un proceso histórico. Pertenece
a una etapa con vivencias y experimentaciones propias, concretas y
específicas. Ante el pasado es un ser de reflexión y análisis, con
problemas distintos que atender y nuevas incógnitas que despejar de un
panorama en ritmo evolutivo. Su existir equivale a la expresión de un
todo dentro de un minuto especial del universo. Es un tiempo y un
espacio humanos, sobre un semejante tiempo y un semejante espacio
cosmológicos.
El mundo contemporáneo trae al campo de la historia un cambio
fundamental en todos los dominios del ser, del conocer y del actuar.
Ante la actitud falsamente romántica y sentimental de etapas
anteriores, el hombre vuelve a descubrir desde nuevos planos el
equilibrio esencial de la naturaleza. Libre de manifestaciones
puramente emocionales halla un nuevo sentido de sinceridad. Abandona
las formas exteriores en su expresión escuetamente epidérmica y
decorativa para tomarlas como producto de un fondo en comunicación con
la sustancia. Olvida los convencionalismos académicos de un todo
social jerarquizado en simple actitud de superficie y se revela tocado
de una angustia vital decididamente metafísica. Es decir, vuelve a
encontrarse como valor humano primordial. Entre el mundo de ayer y el
mundo de hoy, se ha establecido el origen de la experiencia más honda
de la historia; la génesis de un hombre nuevo y la elaboración de su
mensaje. |
El arte,
como medio de manifestación Integral y vivencia más propia de la
naturaleza humana, resume e integra en casi su totalidad la
comunicación del ser contemporáneo y se realiza para definirlo. En él
se desarrolla todo un proceso espiritual y material, ya no como la
historia objetivada y narrativa de un simple transcurrir de normas,
sino como la realización cuidadosamente elaborada de estos procesos,
por la actitud del hombre frente a ellos. El arte no expresa una forma
en sí o por sí, sino el total de una experiencia humana ante los
esenciales valores e integran el cargo dinámico del ser.
La
revolución está iniciada a grandes distancias históricas por figuras
extrañas al sentir de sus tiempos pero llega a resolverse sólo en la
segunda mitad del siglo XIX. El arte post-románico, no es la
terminación y cierre de un proceso ajeno y opuesto al modo de
concepción actual; es el comienzo de una nueva etapa. En las
resoluciones y extrañas inquietudes que continuaron la era del
romanticismo, incidieron Manet, Cézanne, Debussy, Ravel, Rimbaud y
tantos otros situados en el plano divisional de dos sensibilidades
antagónicas buscando tos elementos y en cierto modo los ejes
funcionales que luego plasmarían una actitud definitiva a través de
las obras de Picasso, Bracque, Gris, Joyce, Gide, Vallejo,
Archipencco, Maillol, Stravinsky, Bartok, Berg, Claudel, 0'Neill, y el
resto de figuras ya específicamente contemporáneas.
La
arquitectura, como arte de síntesis,
producto de todos los
conceptos básicos y primordiales de un tiempo a través de formas y
volúmenes, ha sido -en el proceso actual - el último de los valores
estéticos en revolucionarse. No obstante, este retraso ha obedecido a
una razón categórica de esencia. |
Era
necesario que la metamorfosis se realizara plenamente en todos los
planos asequibles al hombre, para que la arquitectura concretase en
sí, la fórmula total de un nuevo tiempo. Habían transcurrido casi
doscientos años de falsificación y copia del pasado. Los estilos de
los siglos XVIII y XIX no fueron sino combinaciones arbitrarias y
alteraciones perfectamente irresponsables de las esencias
arquitectónicas antiguas. Un anti-arte, en el que lo decorativo, lo
accesorio, lo intrascendente y lo superficial, sirvieron de base a
mistificaciones vagas, como concepto de un estatismo objetivado, vacío
de interior y de resoluciones. Contra esta temática de exteriorismos y
esta adulteración de ideas y conceptos, reacciona violentamente la
arquitectura actual. El problema reside siempre al interior. Su
planeamiento y eliminación de incógnitas se traducen en un sentido
verificado en el espacio, sólo como manera de enunciar la fórmula
encontrada y definir en él a las esencias. De allí el funcionalismo de
la arquitectura de hoy. De allí su existencia al margen de
predeterminados estilos académicos. De allí su proyección hacia el
futuro, como encuentro de una concreta manifestación total, partiendo
de las bases y expresando las íntimas sustancias.
La
arquitectura contemporánea es índice fundamental de un tiempo. Resume
los factores de un nuevo concepto universal. Ha vuelto a encontrarse
con el hombre total, liberándose del hombre fracción que la
mistificaba.
El
esfuerzo de creadores como Le Corbusier, Gropius, Van der Rohe,
Niemeyer, Neutra, Lloyd Wright y otros arquitectos actuales, se
realiza ya en un tiempo y un espacio dados, como esencia fundamental y
origen del ser contemporáneo. |