E S P A C I O  –  A propósito de un                   manifiesto de principios arquitecturales”.

 

POR: EMILIO HARTH-TERRE.

    Publicado en el Diario El Comercio

    el día 18 de Junio de 1947.

 

 

Desgraciadamente el Perú - más que cualquier otro país del mundo o acaso al lado de los que forman la zaga universal - permanece indiferente, sin mayor inquietud ni iniciativa, al margen de los trascendentales actos de la revolución contemporánea. El hombre es expresión de su tiempo. Debe resumir en sí y en su obra, cualquiera que ella sea, la ansiedad, las inquietudes, los problemas y las resoluciones de su etapa. En el Perú, debemos afirmarlo, la desorientación y la apatía toman contornos alarmantes. Los artistas que deben ser conductores y guías de generación, se pierden aún en una temática folklórica (narrativa y escuetamente objetivada) o evolucionan a destiempo siguiendo la huella de antiguos y ya superados revolucionarios. Una que otra figura contemporánea esencial, aislada y quizás perdida en nuestro panorama estético, no significa absolutamente nada en función total para el Perú, como pueblo y como idea. Las revoluciones son desplazamientos y evolución de masas, no actitud de seres específicamente individuales. Un hombre puede ser un revolucionario pero nunca una revolución.

En cuanto a nuestro problema arquitectónico, no cabe siquiera aludir individualidades. Los esfuerzos de algunos pocos arquitectos por dignificar la arquitectura en el Perú, han quedado anulados antes de verificarse, por la incomprensión social y la existencia de tribunales arbitrarios al resguardo de la adulteración arquitectónica.

Emplear nuevos materiales y disponerlos de acuerdo a un "nuevo estilo", no es realizar arquitectura actual. Mucho menos, combinar aspectos de arquitectura nacidos en anteriores épocas sobre el mismo suelo, aunque estas alquimias y extrañas amalgamas llevan prefijos de novedad supuesta. Con profundo dolor pero al mismo tiempo con una fecunda esperanza en el futuro, debemos declarar que en el Perú y en relación al panorama universal contemporáneo, no existe arquitectura. En nuestro medio, ésta ha permanecido inalterable a toda inquietud renovadora,

ajuntándose en un régimen tenaz y absurdo de mistificación, en donde la enseñanza y el realizarse arquitectónicos   creían    vivir   cuando  en realidad morían en cada remedo obstinado.

A más de 30 años del nacimiento de una arquitectura racional y viviente, en el Perú este arte sigue reducido al más mero oficio de aplicar estilos. Que del "greco-romano" o del "renacentista académico" hayamos trasladado nuestras preferencias al llamado "colonial", no suma ni resta absolutamente nada al problema específico de superar la etapa de una arquitectura como simple aplicación de elementos estilísticos.

Nuestro consciente respeto a las generaciones que trabajaron en anteriores etapas de la historia para lograr una expresión auténtica de sus conceptos, y nuestra afirmación concreta y categórica sobre un hombre nuevo, de esencia, sustancia y manifesta­ciones propias, nos lleva a la realización de un movimiento artístico y especialmente arquitectónico, que en este manifiesto hace sincera y libre expresión de sus principios.

Lucharemos por eliminar todas las trabas en contra de esta exigencia básica del tiempo.

Formaremos una conciencia arquitectónico-social identificada a las necesidades del nuevo habitante de lo humano.

Daremos al hombre nuevo su nueva residencia. La residencia funcional, auténtica, fórmula de los postulados esenciales de la época, libre de todo estilo y anécdota accesoria.

Nuestro movimiento, bajo el denominativo "AGRUPACIÓN ESPACIO" hace un llamado a todos los arquitectos que sientan en si la manifestación de un nuevo ser, y extiende esta invitación a todos los artistas que trabajan de acuerdo con las firmes esencias de la época, en el convencimiento de un mismo fin común y un mismo anhelo de realización humana.

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